Ni Nostradamus predijo un desenlace

No me gusta ver la bandera al revés, no me gusta la oscuridad, no me gusta que cada jornada de protesta termine en una lista de muertos, de víctimas, no me gusta que la noche se alargue y violenten portones y golpeen señoras y asfixien niños. 

A nadie le gusta sentir miedo. 

Son 119 días, son 18 años, son miles de botas, de balas, bombas lacrimógenas y perdigones. 

Las víctimas son incontables, ya no tienen nombre, son una cifra grotesca, aterradora, punzante. Son muchos días sintiendo que llegó el día, son muchas noches en vela esperando que “algo pase” y en el país está pasando de todo. 

El compositor que escribió Venezuela no era de aquí, solo vino un par de veces “Creo que soy venezolano de adopción porque yo quiero y deseo serlo” exclamó ¿Cuántas veces la hemos cantado? ¿Acaso hay alguien que no se sepa la letra completa? Es una paradoja que alguien no era de nuestro país haya escrito con tanto amor, con tanta veracidad y sentimiento todo lo que es el sagrado ejercicio de ser venezolanos, nuestro país que hoy es un exilio, nuestro país que hoy necesita que sus hijos… sembremos nuevas estrellas. 

 Los últimos días han sido los más duros de la crisis, el detrimento de la vida social en el país es incontenible, hay una sensación de duelo, de derrota y un sentimiento de lucha, esperanza, firmeza que empuja a cada costado, en cada marcha, en cada trancazo, o cuando decidimos encerrarnos en casa y guardar silencio para que retumbe nuestra protesta. 

 Es difícil pensar en lo que viene, vislumbrar el futuro cuando se socavan los principios de la humanidad, la democracia, se negocia con la libertad de la gente, no hay político ni analista que pueda acertar en lo que viene, ni el opresor lo sabe y el oprimido teme. 

 Nostradamus fue entre muchas cosas un astrólogo Francés que murió en 1566 y dejó escritas numerosas predicciones de los grandes acontecimientos mundiales que ocurrirían hasta el año 3797. Él, conocido por ser tan “sabio y asertivo” no predijo de nosotros un desenlace, no habló de Venezuela, y es que aquí puede pasar de todo o no pasar nada, de lo único que podemos tener certeza, es que si perdemos la fe, la fuerza, la unión y las ganas, no podremos salvarnos. 


 LA MARCHA HASTA EL PALACIO 
La “Hora cero” así denominó la MUD los eventos que se desencadenarían posterior a la Consulta Popular del 16 de Julio. De este escenario se desprende una iniciativa, “La marcha hasta el Palacio” un hecho que parece impostergable, un reto que nos llena de miedo, que aviva la confrontación y del cual se avizora un desenlace no deseado. Hay quienes quieren caminar, otros quieren marchar y lanzar piedras, la dirigencia tiene en sus manos liderar para evitar que la gente, por su propia cuenta, con la indignación y el hartazgo como escudo, decida caminar hasta el Palacio de Misia Jacinta e irle a reclamar al Dictador lo que todos queremos, su renunciar. 

 LA NEGOCIACIÓN URGENTE 
Todos sabemos a qué viene Zapatero y a quienes representa, todos conocemos de su complicidad y su mediación insolente, pero la negociación VENDRÁ y es necesaria, es urgente para aislar la violencia, los términos habrá que discutirlos, no podemos ganar de todas, todas, no podemos acariciar el entreguismo, ni tanta barbarie, saña, corrupción y tortura puede quedar en vano, pero si queremos salvar a nuestra gente, la negociación tiene que darse, pronto, es urgente. 

 LA CONSTITUYENTE Y EL APOCALIPSIS ZOMBIE 
Es una propuesta engañosa, el peligro latente de la destrucción de la república y la imposición (vía constitucional) de la Barbarie como norma, la tortura como método de justicia. Nos sabemos aislados y en un punto de quiebre donde el “juego” parece trancado, el miedo se asemeja a la venida de un apocalipsis zombie, el proyecto viciado de la constituyente debe retroceder, no es la vía, no así como está planteada, sería un cheque blanco, un premio a quienes hoy nos reprimen, pero puede que ocurra y se consolide, es muy probable, y después ¿Qué viene? ¿Quién manda? 

LO PREOCUPANTE
Hay que aislar la violencia, eso no es negociable ni admite contrapunto. La imposición de la barbarie es el peor escenario al que podríamos enfrentarnos, la búsqueda de una salida distinta a la que todos esperamos, este país nació en un Cabildo y debe refundarse igual, pero LA SALIDA está latente y los lobos esperando para hacer su arremetida, no podemos dejar que gane el extremismo, me aterra y me niego a pensar en el abandono de la lucha civilista. No se puede hablar de "guerra" con tanta ligereza.


 Ahí están mis escenarios, ahí está lo probable y lo improbable, yo quiero que gane la negociación, la libertad, la no violencia, yo quiero salvar a nuestra gente y aislar los extremos. Yo quiero un mejor desenlace, aunque ni Nostradamus lo predijo.

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