Hugo no será televisado

Jorwen Rodríguez.- Tuve la oportunidad de ver el primer capítulo de la serie, casi una hora, tediosa, terriblemente tediosa e innecesaria. Como productor audiovisual pudiese hacer muchas observaciones a la narrativa, vi una parodia y los números (tan vitales en televisión) la posicionan en el puesto 16 del rating colombiano, algo inesperado para un estreno. 

 Como espectador quizá la siga viendo y como venezolano confieso haberme creído la escena donde Chávez llegó al cuartel de la mañana y logró persuadir con la palabra a un batallón de hombres armados, jurándoles que cual ánima Bolívar andaba con ellos (los golpistas) fue un gran mentiroso. Lo cierto es que ahí estaba Hugo, el hombre frágil de carne y hueso, con la misma pirotecnia verbal deleznable que vendió a Maduro como el buen heredero. El hombre detrás del tirano, la falsedad del mesías inquebrantable puesto en evidencia por el drama y la ficción internacional, el Chávez de la serie es tan transparente, tan de verdad, que pudiese destruir el mito del prócer que han querido imponernos sus acólitos, a eso le teme el gobierno y la orden de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones fue tajante, al menos en Venezuela... Hugo, no será televisado 

 Sí alguno de ustedes se ha leído "El emperador está desnudo" comprenderá que a los defensores del legado del extinto les ha de pasar lo mismo que a los aduladores del monarca, nadie se atrevía a contrariarlo pero veían con gozo el desmadre de la mitomanía de aquel hombre que desfiló en cueros por toda una calle creyéndose vestido por un traje único e invisible, mientras el pueblo era cómplice de aquella estafa. Yo pienso que el emperador se sabía en pelotas y escogió jugar con la incredulidad de su “gente”.

Así nos pasa con Hugo, durante años la maquinaria comunicacional inmensa, su poderío monetario y el lobby internacional le hicieron el traje a la medida para posicionarlo como el líder con la petrochequera más suelta de América, sustentando en el cuento de la espada que camina, con dólares y barriles de petróleo. Ese centimetraje y rating que solo el Hugo vivo podía lograr, se desmontó en una hora del dramático colombiano que promete mostrarnos más allá de lo que vimos en cámara, al Chávez (actuado) sin maquillaje. 

 La serie el comandante parece un bosquejo del "Látigo Chávez" ese nombre que soñaba Hugo ponerse cuando fuese beisbolista, hasta que cambio la gorra por una boina. El rey del showbizness, la oratoria de Chávez ha sido el mejor recursos publicitario de los nuevos monarcas que ostentan el poder en Venezuela, un patrón igualitico al que repiten con el nuevo emperador con bigote, quién por fortuna, aun no se ha desnudado en ropas, aunque por su habla pudiésemos decir otra cosa. 

 La decisión de reprimir la posibilidad de que los venezolanos sometamos al escrutinio de una dramatización la personalidad de Chávez, el hijo de Elena, obedece a la falsedad sobre la cual se ha mitificado el personaje que sí podemos ver en la televisión nacional, “El comandante” de Sony y RCN pudiese parecerse demasiado al hombre que gobernó el país puertas a dentro (ese que nunca salió en cadena) lleno de inseguridades y afanado en la creencia de la conspiración global en su contra. 

 Yo los invito a escudriñar en los capítulos de esta “dramedia”, quién sabe y entendamos también, que nuestro emperador siempre estuvo desnudo pero nadie se atrevió a decírselo.

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