Diálogo fatigante

Jorwen Rodríguez.- La mesa parece estar servida, aunque algunos de los comensales manifiestan no estar muy satisfechos con el gazpacho que preparó José Luis Rodríguez Zapatero como entrada al festín de este banquete que unos llaman “diálogo por la paz”.

 Los comensales se sientan uno al lado del otro, con la premisa de que todos los abre bocas han sido amargos, evidentemente los preparó un alcalde con el tren ejecutivo del gobierno venezolano quienes pese a tener una laaaarga y reconocida trayectoria en la preparación de suculentos guisos, notablemente han perdido la “sazón”, la razón, el buen gusto, pero no la opulencia que los caracteriza, el alcalde Rodríguez se excusa alegando que los tiempos no dan, que hubo firmas chimbas en el mercado, la guerra económica, el fenómeno global, pero que el whisky, el vino tinto y el champagne corren por su cuenta.

 El primer plato y el plato fuerte están cargados de opciones nefastas y su continuidad, son los presos políticos, los perseguidos, la victoria de la oposición el 6 de diciembre, la crisis nacional, el desabastecimiento, la carestía y esa especie de menú alternativo servido con el nombre de referéndum revocatorio, con la música de fondo de unas cacerolas mientras los del lado izquierdo de la mesa se niegan a probarlo y empieza el golpeteo entre copas, alegatos, platos hondos y cubiertos.

 La MUD presenta un menú desaliñado en medio de los gritos retóricos e innecesarios de quién “coordina” el servicio, los cuentadantes, el que paga, quienes se excluyeron y los que sonríen de un lado a otro esperando salir buchones cargados de carbohidratos, pues la proteína la han maquinado en algunos partidos según su pliego petitorio en el banquete de las conveniencias, uno que no para de jartar es Timoteo Zambrano (pregúntese usted porqué).

 Mientras el selecto grupo de invitados oficialistas y opositores intenta pasar el mal rato del plato revocatorio discutiendo la publicidad (necesaria o no) del evento que acontece, obvian evaluar las urgencias del menú y prefieren no escatimar en cortesías con la intención de garantizar futuros encuentros para eso que llaman “la mediación de transición” endosada con las hostias enviadas desde el Vaticano.

 Por orden de la cocina les sirven un postre de talla internacional, traído por carretera desde un país carioca donde el chef trajeado de canciller anuncia que el Mercosur pide que sea el gobierno de Maduro quien pague la cuenta y termine por darse un bocado de acciones democráticas en beneficio del pueblo venezolano ante la desnutrición de sus políticas fracasadas y su desconocimiento a las necesidades humanitarias del país.

 Vale destacar que esta acción puso fin al encuentro que para entonces, era “privado pero no secreto”, poco después se hizo de conocimiento público con menos detalles y varias versiones generando opiniones encontradas, eso sí, según la MUD no hay nada de qué preocuparse, todo terminó por una indigesta en mitad del postre, Timoteo Zambrano se atragantó por la jartada que se estaba dando y fue sacado de urgencia ante la mirada atónita de los acólitos de la Unidad, a quienes no les quedó de otra que denominar los manjares de la ocasión, como la simple pendejada de un “pre diálogo”.


     SAL DE FRUTAS: Sin digestivo, mientras la cofradía política “negocia” beneficios en privado pero no en “secreto”, la crisis nacional se agudiza y desemboca en el secreto a voces mejor guardado de la oposición, no habrá revocatorio.

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