Capriles y su lado correcto de la historia

Jorwen Rodríguez.- La iniciativa del referendo revocatorio contra Nicolás Maduro como respuesta a la crisis profunda que hoy enfrenta la sociedad venezolana, hay que reconocer, de forma ventajosa le pertenece al Gobernador de Miranda y a su partido PJ. No por ello, le es exclusivo el mérito de promover una alternativa constitucional para encontrar ‘la salida’ a este atolladero que es la actualidad nacional, es decir, válidas y procedentes todas las opciones adoptadas por las diversas fracciones políticas, aunque infructuosas por el hecho notorio de que el Estado venezolano está al servicio de los intereses del Ejecutivo y la sala constitucional del TSJ se ha convertido en el apéndice ejecutor de la barbarie promovida por el grupúsculo chavista que se atrinchera a su sesgo ideológico nutrido de corruptelas. 

 Entonces, el referendo revocatorio es adoptado por todos los factores de la Unidad como la vía constitucional, democrática, electoral, pacífica (invéntese cualquier manso adjetivo para esto) para intentar salir de este entuerto que unos llaman revolución bolivariana endosada con el socialismo del siglo XXI y es ahí, donde la historia parece ponerse de lado del Gobernador del Estado Miranda, sin embargo, en esa interpretación letrada de los escritos enciclopédicos, la historia nunca ha tenido, tiene ni tendrá lado alguno, es historia, por tanto, aunque con las variantes, agravantes y desdenes de cada caso, al igual que en su momento lo hizo la dirigencia del partido Voluntad Popular, el amigo Capriles y la gente de PJ se equivocan al difundir demagógicamente que son ellos quienes hoy están en un lado correcto que no existe. 

 La actitud asumida desde el primer momento por el ex candidato y gobernador Henrique Capriles no es novedosa, la política de su partido parece manejarse a través de la imposición, es decir, los de PJ son dueños absolutos de la razón hasta que alguien les demuestre lo contrario, eso sí, como a ellos les gusta, a punta de elecciones. Caso un tanto reciente fue la elección del presidente de la Asamblea Nacional, sabido, conocido y acordado que el primer año lo asumiría el adeco HRA, el partido PJ se empeñó en que Henry se impusiera a punta de votos y no por la decisión de los ejecutivos de cada partido, complacidos los no tan muchachos. 

Ahora en este nueva etapa donde la historia aventaje a Capriles en medio de las circunstancias donde Leopoldo López sigue injustamente preso al igual que Manuel Rosales y parece que al presidente de la Asamblea Nacional eso de ser el próximo futuro candidato no le va, el Gobernador de Miranda asume la posición de patear la mesa en cuanto no se le cumpla el deseo de marchar cada 5 minutos a las sedes del Poder Electoral y dirimir las gestiones internacionales o cualquier otra alternativa de escape que a él y su partido no le resulte conveniente, pues según su experticia, todos los caminos llevan únicamente al revocatorio. 

 Resulta irrisorio como constantemente el partido PJ y el Gobernador de Miranda ante cualquier circunstancia electoral, histórica o política asumen posturas contrarias a todo lo que no depende de ellos ni de su maquinaria, confieso que ante la amenaza de un diálogo fatigante entre el régimen de gobierno y la oposición, Capriles goza de razón en alarmarse, al igual que al promover presión de calle en contra de la desfachatez con la que el Consejo Nacional Electoral aletarga el proceso para activar la revocatoria contra el nefasto mandato de Maduro que hace raaaato está caducado. 

 Pero vale la pena destacar la minúscula similitud entre la posición adoptada por PJ y el Gobernador de Miranda en estos días con la posición que defendían con gritos, guarimbas y protestas Leopoldo López, María Corina, Antonio Ledezma y la dirigencia de Voluntad Popular en el año 2014, por la cual fueron execrados por la mayoría partidista opositora y abandonados a la diestra de un intento de diálogo promovido por el entonces Secretario de la MUD Ramón Guillermo Aveledo y aplaudido enormemente por el señor Henrique Capriles. 

 Dialogar con un gobierno corrupto, asesino y autoritario ayer y hoy es darle paso a la barbarie y mesa abierta a los responsables de la crisis humanitaria nacional, por ello es inaceptable. Aceptar el despropósito con el cual el CNE maneja a discreción la activación del revocatorio no es una alternativa en la Unidad, la prioridad es darle cauce a un derecho en el cual la constitución nos asiste y el pueblo reclama. 

 Al amigo Capriles quizá la circunstancia lo aventaje, pero la forma de dirigir su liderazgo debe ser en el marco de la Unidad y en beneficio colectivo, no en defensa de intereses personalistas ni imposiciones de PJ. Recuerde, la historia no tiene lados.

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