Votemos y hagamos posible el cambio


Jorwen Rodríguez.-  El día de mañana se llevará a cabo una elección parlamentaria que sin duda alguna, definirá el rumbo político, económico y social que tome nuestro país en los próximos meses y de cuyo avance dependerá la consolidación de un futuro prominente que nos permita reestablecer las bases de la República o la debacle hacia el abismo donde nos ha enrumbado el gobierno, la revolución bolivariana y la incapacidad de Maduro y todos sus candidatos que ocupan cargos públicos.

 Nunca en estos últimos años había existido tal posibilidad real y justificada para un triunfo opositor, que si bien no responde en un gran porcentaje a las políticas de los partidos que conforman la Mesa de la Unidad Democrática, es la representación del llamado “voto castigo” que estamos dispuestos a darle, el voto de un pueblo que ya no sigue a un líder y se deja gobernar por la manipulación del sistema límbico (las emociones). Las clases medias bajas, los pobres, los más necesitados, los trabajadores de este país van a votar pensando en el estómago de sus hijos, en su bolsillo y en las carencias que hoy tenemos todos los venezolanos y que el gobierno de Maduro se ha empeñado en negar, hay un grito que retumba en las barridas VENEZUELA NECESITA CAMBIO. 

 Sería una falacia decirles que ante un eventual triunfo opositor el lunes amaneceremos sin colas en los supermercados, en las auto farmacias o en el abasto, ojalá yo pudiese garantizarles a los niños recién nacidos que el lunes van a tener maternidades abarrotas de pediatras, sueros, tachipirin, soluciones. Quisiera darles la seguridad a los padres que van a encontrar el alimento, los pañales y que podemos procrear con la confianza de que el deporte, la cultura, la educación y la seguridad de nuestros hijos será la prioridad impoluta del gobierno. Desearía yo dar fe a todos los profesionales que podremos encontrar trabajo, formar empresas, generar empleo, pero no será así y no es tarea fácil, pero es el momento, tenemos que recuperar la República de este régimen necrófilo y desde el parlamento, se puede consolidar un nuevo orden estatal. 

 Muchos ya hemos tomado decisiones contundentes, a priori y posteriori de la elección, hay quienes decidimos quedarnos y luchar hasta final, ayudando y contribuyendo desde cada trinchera a la reconstrucción de la Venezuela que somos. Otros quizá hayamos decidido irnos, pensando en el futuro, en las ganas de crecer como hombres y mujeres, de formar una familia y tener propiedades producto del trabajo, hay venezolanos buscando fronteras donde lo único que necesitan es que el gobierno les garantice oportunidades y no que les subsidie el alimento, ni les regale cajitas de fósforos, carros, o tablets para un aparente avance tecnológico. 

 Yo no me creo con el poder de cambiarle a ninguno de mis lectores su decisión, sus convicciones, pero si quiere aprovechar y hacerles un llamado, desde mis entrañas, desde mi pensamiento rebelde que cuando apenas tenía 5 años empezó a hacerse llamar opositor y que luego desembocó en el afán de querer ser periodista, no hay nada que vaya más de la mano, el periodismo y la oposición revolucionaria. 

 Mañana temprano nos tocará contemplar el alba, nos miraremos las caras, amigos, familia, vecinos, conocidos, todos sonrientes, todos con alguna decisión muy personal pero yo me voy a levantar con la convicción y anhelo inquebrantable de que este es un país de gente buena, de un pueblo que intenta recuperar las arcas de la dignidad y la moral, que está exhausto, que no quiere dádivas, ni subsidios, de gente joven, padres, hermanos, soñadores que reclaman las puertas del crecimiento, que se vislumbre un país de este siglo, donde la investigación, la tecnología y el planeta sean la ardua labor de a diario y conseguir arroz, harina o pasta ya no tenga que representar una odisea, un delito, un desvelo. 

 Yo mañana me quiero comer un dulce de lechosa y soñar con que el azúcar y la vainilla vienen de los campos de los campos venezolanos, pero quiero estar seguro de que al levantarnos temprano con conciencia, plenitud, vamos a cantarla al lucero de la mañana para que nos regale esta querencia y nos de la fuerza y el valor para defender cada voto y consolidar una victoria incontenible. Yo no me voy sin antes votar, yo no me voy sin antes luchar más, y voy a luchar hasta que se me congele la sangra. Hay que luchar, hasta que aliento humedezca el vidrio...

 Es nuestro deber y mandato constitucional, recuperar la República

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