Sobrevive Maracaibo mía, nuestra

La Ciudad de Maracaibo Celebra 485 años de su fundación

Jorwen Rodríguez.- Hoy el amanecer despertó mucho más temprano, la aurora dibuja un degradado de hermosos colores en el cielo citadino, la brisa acaricia con suave esmero las ramas de los árboles, los nubarrones se tropiezan con el irreverente sol apurado por salir. Está aclarando el firmamento, la mañana Marabina es armoniosa y costumbrista, hoy está de fiesta, la ciudad está de aniversario.

 Sin ser marabino, siento el nudo en la garganta y tengo los ojos “aguarapaos” me invade el sentir regionalista, la capital del Zulia, cuna de grandes poetas, rincón de inspiración, santuario de devoción Mariana, mía Maracaibo mía, la nuestra, hoy celebra 485 años desde su fundación. 

 Hablar de Maracaibo es hablar de su gente, de cantos y jolgorios, chistes y melodías. Este edén caluroso está lleno de idiosincrasia, es que eso es Maracaibo, arte, cultura, inspiración, historia, batalla, la Maracaibo de Udon, la de Lila, Ricardo Aguirre, Ana María Campos y Astolfo Romero.

 485 años después, la modernidad y el ahora desgraciado desarrollo urbanístico trastocan tus aires de Venecia. Tus rincones de broadway y bellas artes emergen entre la basura y el olvido, el sonar del campanero, el pregonero en la esquina, el ruido del cepilladero pasan desapercibidos entre el vallenato y el reguetón.

 La Basílica planta sus cimientos entre los autos y los transeúntes, el teatro Baralt se impone a los vendedores ambulantes, el colorido wuayú sobrevive a la denigración de nuestra etnia ¡Sobrevive Maracaibo! ¡Respira! 

Ay Maracaibo mia, Maracaibo nuestra. Hoy te escribo con inexplicables lágrimas en los ojos. La emoción me invade porque a los zulianos nos has dado tanto, tu gente nos ha dado tanto ¡Sobrevive Maracaibo! El valor de tu idiosincrasia es trascendental, el sonar de tus tambores es melodioso, el furro armónico en sinfonías autóctonas sirve de cortina musical a tu historia, el viejo Saladillo batalla por mantenerse en pie, la plaza Baralt aún conserva sus limpias botas, en tus plazas aún se escuchan los versos de Udon y los cantos de Ricardo ¡Sobrevive Maracaibo!

 Apego al jardín donde florecen los cultores, al rocío que riega melodías, a la inmensidad que inspira poetas, a esas risas que sirven de aliento, al sur que humedece tu existencia, a la fe que mueve a tu gente, a la historia icónica de tu existencia y al buen corazón de tus hijos para celebrarte mía. 

 “Mía”, cuando ríes, “mía”, cuando oras,…“mía”, a todas horas, Maracaibo mía. Udon Pérez

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