El diálogo es una guarimba
Este en un país políticamente polarizado y en ese vaivén de
desacuerdos la irracionalidad está a la orden del día. El panorama actual no es
nada alentador, por un lado quienes insisten en dialogar con el gobierno para
quién sabe qué y por el otro, quienes afirman que quemando y llevando el país
al caos con eso que llaman “guarimbas” van a lograr cambiar al gobierno. Ambas
acciones no sirven para nada.
El Diálogo del cual alardean tanto el gobierno como un
sector de oposición representado por la MUD, es un “mamotreto propagandístico”
carente de buena voluntad, disposición
de servicio y, por encima de todas las cosas, carente de afán por resolver la
crisis política , económica y social que hoy enfrenta Venezuela.
Las llamadas guarimbas son un error, una atrocidad, una
barbarie injustificada cuyo único fin es generar caos, no es al gobierno a
quién afectan quemando instituciones públicas, privadas o vehículos en medio de
las calles, tanto así, que la irracionalidad desmedida en este método de
protesta evidencia un retroceso en la oposición “diligente” pues la estrategia
para organizar las protestas y evitar estas situaciones verdaderamente
lamentables, no existe.
El diálogo es una guarimba, tanto porque carece de objetivos
como por su intención que no es más que la de generar centimetraje de prensa.
Las acciones de buena fe evidencian resultados a corto plazo, el diálogo es
improductivo, pues no es un diálogo sincero, las guarimbas son improductivas
porque su único objetivo es destruir ¿Destruir para qué?
Este intento de república llamada Venezuela. Enfrenta una de
las peores crisis en lo que a la historia contemporánea respecta, desde la
anarquía y la violencia en desbandada por las calles, hasta la falta de insumos
médicos, escasez de alimentos y alto costo de la vida, mientras en América
Latina se avanza el país con la mayor reserva de petróleo va en retroceso.
No es sentándose en una mesa a tomar café y conversar que se
construye un país, no es cerrando una calle, talando árboles o gritando cuanta
atrocidad se ocurra contra el presidente de la república que se logra cambiar
el gobierno. Se requieren acciones constructivas, con objetivos firmes, que la
confrontación más clara sea a la irracionalidad y se abogue por el
entendimiento, por un todos por todos, por la construcción y las mejoras
necesarias en un país que la crisis acentuada desmorona a diario.