Finales y comienzos
Los sinónimos y antónimos se unen una vez más para celebrar la llegada de un nuevo año, las maletas se escuchan al compás de los cañonazos, una uva detrás de la otra, lágrimas de alegría, lágrimas de tristeza, brincos y aplausos, un brindis después del otro, el cielo se ilumina con hermosas linternas que llevan en si los más grandes anhelos de nuestra alma, la espuma del champagne o el dulce sabor de un buen vino... Todos reunidos para despedir a lo bueno, lo malo, lo regular, lo excelente, olvidar las viejas tristezas, añorar los más dulces recuerdos y entre gritos y saltos contar los últimos segundos de un año que fallece.
Se acabo diciembre y con él el 2013... un año difícil de olvidar, un poco dulce, un poco amargo, un tanto agrio e incluso picante, el ya año viejo comenzó siendo noticia descartando las tan populares teorías apocalípticas que sembró el 2012 y durante su transcurso no defraudó entre titulares que recorrieron el mundo desde los más profundos rincones de África, pasando por las Coreas, hasta el Vaticano sin olvidar Latinoamericana.
Entre anécdotas, risas, llantos, brindis y nuevas resoluciones despedimos con melancolía a un querido amigo, a un conocido, a un familiar, a un viejo año que para bien o para mal nos deja tantas enseñanzas y tantos momentos para recordar. Entre tropiezos, caídas y desaciertos, nos levantamos, limpiamos el polvo que nubla nuestra visión y seguimos nuestro camino porque el tiempo no se detiene a esperar y para muestra un botón hoy le decimos adiós a otro año más y le damos la bienvenida a una cana, una arruguita por acá y un poco más de sabiduría por allá.
La cuenta regresiva ha acabado, es hora de guardar el árbol, recoger los adornos, comer las últimas hallacas y esperar hasta el próximo diciembre porque ya llegó Enero, llegó el 2014 y con él nuevas añoranzas de lo que podría ser, nuevos sueños y metas por cumplir, varios quilitos por perder y muchas esperanzas y expectativas que nos hacen un nudo en la garganta y cultivan una lágrima en nuestro rostro y es que es imposible no sentirse embriagado por los sentimientos, por los recuerdo que no volverán y por los que están por venir, la incertidumbre de conocer nuevas personas y la temible certeza de saber que ya no contaremos con la compañía de otras.
Ha caído la esfera en Time Square, los fuegos artificiales recorrieron el globo y entre celebraciones recibimos oficialmente este nuevo año.
