Buenos días y disculpen...

Eran eso de las 8:30 de la mañana, me había despertado temprano pues me esperaba un largo trámite, sencillo pero en un país burócrata y tercer mundista todo es más complicado, era una mañana agradable tal vez por ser miércoles el trajin del día aún estaba retardado como también lo estaban los funcionarios del saime, sí, por una de esas cosas que a uno le pasan cuando todos los días sale a la calle y de casualidad bota la cartera, me pasó, unos cuántos números de teléfonos, fotos, algo de efectivo y la cédula de identidad perdí, como sí ya no es suficiente lo duro y complicado que representa en estos tiempos ser venezolano, me tocaba volver a recordar mis orígenes y fustigar mi documento de identidad así como el retardo que ya llegaba a las 9 de la mañana de los funcionarios públicos que debían procurar agilizar el sencillo trámite.
Como es costumbre, no tardó alguien en hacer un comentario que de inmediato encendió la chispa, sí, se le ocurrió mezclar la política con eso de que íbamos a identificarnos como venezolanos y dijo "Revolución es esto, no hay harina, ni pollo, ni mantequilla, y ahora tampoco cédula de identidad, pero tenemos patria"
La patria... ¿Hasta cuando con la patria? Sí algo puedo reprocharle al difunto supremo es esa malversación del concepto pues ahora la patria está al nivel del papel toilet, se la pasan por el c.....
Tratando de no involucrarme en la conversación que ya de por sí es fastidiosa, pues tan afable realidad nos toca enfrentar a diario como para que vengan a recordarte el viacrucis que es vivir en venezuela, el fetido olor del gobierno y además que tienes casi dos horas esperando unos funcionarios para plastificar esa identidad de la que estas fustigando.
Hasta que por fin! Ya casi 10 de la mañana llegaron los funcionarios del saime con cierta molestia miro como se toman el tiempo de conversar, ir al baño y hasta tomar café, mientras yo llevo más de dos horas esperandoles sin siquiera haber desayunado de inmediato busco calmarme pues estos días he tratado de huir a esta realidad nefasta, el ruido que hace en mi cabeza tanta pobredumbre en nuestra sociedad se mezcla con mis proyectos, mi familia, la universidad, los amigos, mis planes y por sí fuera poco ahora se me ocurrió interesarme por una bella, muy bella mujer que no es venezuela, pero es igual o un poquito más complicada. Trato de mantener el equilibrio, en cualquier momento puedo caer un vacío de emociones, mi sistema limbico pasa a deporte extremo al soportar tanta sobrecarga una especie de aritmia cardíaca de la cual debo cuidarme.
Cuando se deciden los ilustres y dedicados servidores en atendernos, ya quienes estaban discutiendo por el pollo y la harina iban hablando de los cubanos y las pasadas elecciones del 14 de abril. Confieso ya estaba ansioso una especie de actitud compulsiva me hacia sonar mis dedos para no impacientarme y mantener la cordura antes de involucrarme en tan ofuscada conversación que podría llevarme al colapso de emociones encontradas del cual los últimos días he intentado huir.
En fila yo estaba de cuarto, el proceso no es complejo es rápido, entonces dos señores de edad adulta seguían después de mi, ya eran casi tres horas esperando, nada me costaba darles paso, esperar un poco más y así entreno la paciencia que no tengo.
La señora literalmente forrada de rojo dejaba ver en su camisa los ojos del difunto supremo, me recordaba que a el le fustigaba la verbena que ahora es la patria, nuestra patria, sin embargo mis valores, mi identidad, mi juventud y además mi hombría no me permitía reprocharle nada, de igual forma le dejé adelantarse, para mi sorpresa su respuesta fue de una gratitud posiblemente insólita pues me dijo "Gracias, al menos un escualido es decente".
Ah caramba! Solté una irónica carcajada y sin mediar palabra me cuestione el porqué sin siquiera haberme involucrado en su conversación, sin haber opinado ni siquiera un gesto para aprobar o refutar mientras discutían y ya la señora de la nada asumió que yo tenía alguna posición política, tal vez es porque no estaba forrado de rojo o tenía demasiada decencia como para llevar en mi pecho los ojos de quién vilipendio de tal manera la patria o es que mi moderada actitud fue demasiado burgués para su desfachatez.
Tan pronto llegó mi turno, tomé aciento frente al monitor donde debía registrarme "Buenos días, disculpe"  a lo cual recibí otra insólita respuesta por parte del funcionario ¿Que coño tienen de buenos? Como reprochandome que por cumplir con la ley yo debía plastificar mi identidad refutada, después de esperar más de tres horas, que le diera la gana de llegar de atenderme y además de tomarsé un café entonces yo debía aguantarme su improperio por alguna frustración que desconozco. Tal vez por mi mente en ese entonces pasaron unas cuantas mentadas de madres y otras tantas groserías más. Coño! Todo el día tratando de mantener la cordura ignorando las discusiones de una realidad fetida que nos asfixia, la universidad, los alimentos, el bolivar, la inseguridad, la nacionalidad del presidente, la invasión cubana el delirio revolucionario, la idolatría a un muerto, además de mis problemas y mis propias complicaciones para que yo venga a aguantarle improperios a un pobre pendejo? No sabía sí explotar en ira o en llanto, reventarle la madre en el idioma o con las manos pero volví a la cordura a una calma frustrada de no darle el gusto de joderme el día. Entonces le respondí "Lo único bueno que tienen es que tengo mi cédula y me voy a mi casa y tú te quedas de pendejo trabajandole al gobierno mientras los ministros viajan" Sí, por primera vez en la vida logré calmarme, tragarme la rabia, la frustración y los miles de improperios que podía decirle, al final el tampoco tiene la culpa de ser venezolano.
Sí, salí con algo de desconcierto, pero con mi identidad plastificada, la dignidad bien en alto, un anécdota que contarles y otra forma de supervivencia del venezolano. La realidad nos alcanza, nos afecta, nos arraiga y sí, a veces queremos.reventarle la madre en el idioma a.quién se nos atraviese en el.viacrucis, pero entendamos, no tenemos la culpa de ser venezolanos.
"Buenos días y disculpen"

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