El Caprilismo

Todo aquel que se autodefina demócrata debe tenerse de razones y valores suficientemente sólidos para permitir la autocrítica y la objeción dentro del seno de su médula política y más aún cuando alardeamos de valores de inclusión, respeto y democracia donde los espacios deben estar abiertos incluso a la disidencia, partiendo de la crítica constructiva y la autocrítica.

Este nuestro país estigmatizado en el lenguaje de conjugar nombres, partimos del gomezismo, perejimenismo hasta llegar al chavismo que logró definir la república como bolivariana. Sí bien estos conceptos carecen de base y buena formación lograron calar en lo que en su momento llegaron a ser mayorías pero su misma deficiencia los ha llevado al fracaso.

Los liderazgos que nacen del pueblo pasan por tácitos procesos de fanatismo y algo mal llamado "moda" y es aquí donde hago referencia al modernismo de la historia contemporánea donde el mismo fanatismo adopta irresponsablemente conceptos que desconoce, partiendo de sus bases ideológicas" de las cuales poco a estudiado y llevando la definición política de los grupos a un enredo de abundante ignorancia <últimamente con la palabra "fascista">.

Todo el preámbulo me lleva al liderazgo naciente en Venezuela, que crece y se expande donde se consolida desde hace varios meses,  y el líder del equipo, Henrique Capriles Radonski trabaja por la solidez de una alternativa que debe implantarse con contundencia, democracia y legitimidad dentro del pueblo de Venezolano que respira aires de cambios ante el abuso desmedido del dudoso poder el cual ostenta al gobiernito.

Sin duda alguna, la premeditación, conocimiento y buena asesoría que rodean a Henrique Capriles lo ha llevado a la concepción de un liderazgo valioso y en números mayoritario que debemos fortalecer y blindar dentro de la barbarie que intenta apoderarse de la moral y dignidad de la mitad del país. Sí bien los cálculos matemáticos, en el discurso y las actuaciones lograron sumar y dar resultados importantes, la misma emoción que nos embriaga y nos acompaña puede hundirnos en el mismo mar que se hundió el chavismo y lo bolivariano.

Pero ¿por qué tal afirmación? ¿con que bases lo argumento?.
Resulta que las definiciones propiamente políticas carecen de coherencia y abundan en desconocimiento, cuando algo se define "chavista" o "bolivariano" sin tener el conocimiento exacto del concepto de los mismos, pasa a definirse como lo que cada quién cree que es y entonces, por moda o fanatismo todo empieza a llamarse chavismo y todo empieza a llamarse bolivariano. 

Cuando el todo no se asemeja o no entra dentro del contexto pasa al deterioro y la decadencia de bases y fundamentos que termina en una compleja paradoja entre lo que realmente es, lo que dice ser y lo que creemos que es, destruyendo así el resultado positivo de las bases por efecto de la disparidad entre la gran masa que se autodefine.

Entonces es aquí donde hablo del naciente y creciente "Caprilismo" cuyo concepto aún no logra definirse y aunque progresista, políticamente las definiciones de tal carácter sólo llevan a la desviación del proyecto y logran subestimarlo en ciertas características que carecen de coherencia, por ejemplo, quién se viste de rojo es "chavista" y la gorra tricolor "Caprilista" son determinaciones que contribuyen a una virtual polarización del país, es cierto, hay dos países con el mismo nombre, las visiones del chavismo pro madurista en nada coincidien con el mal llamado Caprilismo. Tales definiciones no logran construir mayorías que perduren, al contrario, logran expandir coyunturas que terminan por romperse cuando "El líder" no está, desaparece o deja de estar .

Sí bien el Caprilismo va creciendo y consolidándose en sus propias bases, el concepto aún no existe ni existirá, pero partiendo de mi afiliación al liderazgo naciente puede llamarse demócrata, progresista y por encima de todas las cosas Venezolano. Políticamente el lograr que la masa pueda autodefinirse con un liderazgo representa una victoria, un triunfo el cual se verá reflejado en resultados electorales favorables, el Caprilismo pasó a ser la corriente política actual en la realidad venezolana pero que debe cuidarse de las modas y el fanatismo que comprometan su duración en el tiempo, que es, lo que realmente interesa.

En mi humilde opinión, Capriles es un líder y a diario se consolida con sus acciones pero el crear una idea de algún concepto personalista compromete el éxito de su proyecto a largo y eso podría contrarrestar los inmensos logros positivos y los anhelos de victorias futuras.

YO SOY PROGRESISTA!

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