Venezuela del norte y Venezuela del sur.

Hoy debo cumplir un compromiso con lo que en mi corazón se refleja, debo expresar lo que nace directamente desde mi sistema límbico, lo que mi conciencia, mi convicción, mi ideal, mi valor y mi nacionalidad me dicta y debo decir que mis propios ideales me atajan, me censuran pero mi descontento, mi verdad, mi impaciencia, mi impotencia y mi desacuerdo apremian, entonces 3 veces grito, 3 veces golpeo y 3 veces más fustigo mi cédula de identidad.
Mi identidad política nació en 2004 en aquel referéndum revocotario, por primera vez era conciente de un escenario electoral y mi aliento mi intuición me hizo pensar desde entonces que a mi me correspondía estar del lado adverso, de la oposición, primera vez que me involucraba y me inagure con un fraude, una elección que un psiquiatra había decidido robarse para perpetuar el poder. Desde entonces mis ideales políticos mi veleidad y mi razón nacional se hicieron bases sólidas, tanto, que sentí la necesidad de estudiarlo, de estudiarme para entender lo que defendí, lo que defiendo y lo que defendere. 9 años han pasado y sí, llenos de desencuentros, llenos de tristes episodios políticos que a cualquiera le frustran los sueños, pero mi razón me invita a no claudicar y hoy, 9 años después, madure, crecí, forme mejor mi ideal y mi conciencia con la razón por delante y la convicción y fuerza de que es el ideal correcto, pero hoy como hace nueve años vuelve a nacer la sospecha en el escenario electoral de que el fraude y la ambición me volvieron a robar el sueño, otra vez el psiquiatra acompañado de la incestuosa actitud deplorable de una parcializada señora frustraron la realidad irrevocable, pero ésta vez es distinto, ésta vez, hay un líder y millones que me acompañan que tenemos la certeza de haber ganado, de que fuimos ultrajados y mientras tanto, no durará mucho porque sus bases son falsas y fraudulentas.
Pero sí algo es cierto en mis ideales es el respeto, el humanismo, el patriotismo, el amor por el tricolor y los anhelos de una reconciliación con aquel lado del país que piensa distinto, a quienes respetaba, con quienes lograba compartir porque pensaba que en algunas cosas coincidiamos y esa misma convicción en mis ideales, me hizo pensar en un escenario de hermandad de humildad y respeto de reconocimiento, pero ayer, con mi deseo ultrajado y un robo a la dignidad, además del no reconocimiento del otro, cuando quienes estamos de éste lado, ya no somos unos cuántos, ahora somos tantos o más que ellos, el país en dos mitades pero para ellos y su hasta ahora ilegitimo presidente seguimos siendo minoría, una inmensa minoría.
Entonces aquí me encuentro con mi conciencia, renuncio a la prudencia, a la razón, al reconocimiento y despierto, firme y sereno, rígido, molesto, arrecho, decepcionado, asombrado, desmotivado, 3 veces grito, 3 veces golpeo, 3 veces más fustigo mi cédula de identidad y la realidad me amarga, me embarga, me enfrenta, explota en mi subconsciente y me obliga a pronunciarme.
AQUÍ NO HAY RECONCILIACIÓN POSIBLE, YO NO QUIERO SER PARTE DE UNA RECONCILIACIÓN OBLIGADO A RENUNCIAR A MIS PRINCIPIOS, ÉSTE NO ES EL SUEÑO DE NADIE.
Éste país no existe, aquí somos dos, dos cosas distintas, ni siquiera Venezuela nos une, ni siquiera la patria nos une y lamento dejar de ser optimista. Pero yo no quiero reconciliación con quién no me reconoce, yo no quiero reconciliación con quién me veja y me humilla, no quiero reconciliación con quién apoya un gobierno autoritario, que no le da la gana de legitimarse contando voto a voto, que amenaza, que reprime que censura y persigue como el mayor de los cobardes, no quiero reconciliación con quién juzga cuando lo atacan pero aplaude cuando aplastan al otro, aquí toda la violencia se crítica, se juzga y se rechaza venga de donde venga, justificarla de un lado te hace inescrupuloso, no quiero y ni siquiera puedo reconciliarme con quién juzga un cacerolazo pero aplaude grupos de choque armados, no puedo reconciliarme con quién no me reconoce como pueblo, con quién no reconoce que yo tengo un líder que me representa y que creemos en el mismo Dios y en la misma constitución, no quiero, no puedo, no debo, no creo reconciliarme con quién aplaude la represión y la injerencia cubana, no puedo no quiero no debo no creo posible una reconciliación en éste país de mierda donde por pensar distinto me detestan me dicen judío, nazi, imperialista, sucio, burgués, discuten mis orígenes sin aceptar que somos hijos del mismo padre, no puedo reconciliarme con quién aplaude al demente que lo representa y me maldice y me sigue humillando.
ÉSTA VEZ NO! Ésta vez NO puedo ser tolerante, hoy no, hoy no me voy a callar, hoy no voy a guardar la forma, no voy a hablar de reconciliación para quedar bien, ésta vez NO quiero respetarte, ésta vez también te desconozco y te humillo y cierro el puño, y grito y golpeo y fustigo y me frustro, mientras me voy inmolando en la triste realidad donde me toca aceptar, que tú país no es el mío, que tu identidad no es la misma, que tú conformismo no es mío, que tú estupidez no es la misma y que sí tú no me reconoces hoy esa virtud también es mía, hoy acepto que soy venezolano y tú tal vez también no lo seas, pero no lo acepto no lo creo no te reconozco, sí tú eres venezolano no es de mi venezuela, tú eres oficialista , chavista, madurista antes que ser venezolano, tú aplaudes que viva fidel y la dictadura cubana aplaudes que a los de la otra venezuela los hunillen, los maltraten, los hostiguen y los maten. Entonces sí eres venezolano pero de otra venezuela, no de la mía.
Éste es un país, un país de mierda que llamaron Venezuela pero ni siquiera en eso logramos coincidir, VENEZUELA DEL NORTE Y VENEZUELA DEL SUR! yo soy del SUR o del NORTE, del lado donde tú que piensas diferente no estés.
Catarsis...

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