La peste de la indiferencia

No soy amigo de la mediocridas, no abrazo a quienes escogen voltear la cara y no mirar el revolcón, la bofetada, el despropósito con el cual se maltrata y se persigue a un pueblo, a la disidencia, a esos que con súbita razón y legitimidad decidieron no conformarse con "resolver" esta semana. Los últimos días me ha tocado abandonar dos grupos de Whatsapp, reconsiderar mi lista de amigos y tomar distancia con algunos miembros de mi familia, no es radicalismo alguno, no comparto la politización de las relaciones personales, pero no puedo ser cómplice ni secundar a quienes escogieron ser optimistas cuando en la calle nos están matando a los venezolanos, y el gobierno ríe, baila, festeja, reconoce su hazaña, su barbarismo revolucionario. El Artículo 53 de la constitución establece que “toda persona tiene el derecho de reunirse, pública o privadamente, sin permiso previo, con fines lícitos y sin armas”, es en ese mismo apartado constitucional de los Derechos Civil...